tubrujo correo

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martes, 4 de febrero de 2014

¿EL RELIGIOSO PUEDE ROGARLE LA CABEZA A SU ESPOS@?

Este es un tema muy polémico, pues siempre se ha manejado que quien toca como esposo, no debe tocar como religioso y, en parte, este criterio no está mal fundado, pues rogar el Orí de alguien es implorarle por determinadas situaciones. Si a esto se suma que el ser humano, en forma general, no es digno de confianza y que por una razón u otra puede utilizar una situación así para pedir que se hagan cosas por el bien de quien la hace y no por el bien de quien la recibe. Un ejemplo es que un Babalawo o un Olorisa, al rogarle la cabeza al cónyuge, empleen elementos (polvos o medicinas) para dominar su voluntad o para doblegarla; otro ejemplo es que el rogarle al Orí de su esposa se hagan peticiones inadecuadas.
Quizá muchos piensen que no es lógico que alguien quiera el mal para su pareja y sí, claro, sólo un loco desearía el mal para quien comparte la vida con uno, pero hay casos en que se le pide al Orí de la esposa beneficios personales para el que está haciendo la rogación. Desde nuestro punto de vista ésta es una forma de no comportarse con honestidad, pues no consideramos honesta a una persona que tenga que rogarle al Orí de su esposa para mantenerla bajo su dominio y que emplee el conocimiento que tiene para lograr su beneficio. Por ello, por conocer la naturaleza del ser humano, es que se ponen límites, por casos como estos.
Otra de las causas del por qué se busca a otros sacerdotes para realizar nuestros sacrificios y los de nuestros familiares, es para actuar conforme a nuestras leyes yorubas que nos enseñan a dar para recibir. Si nosotros trabajamos para otros y por ello somos recompensados materialmente (se nos paga) es justo que cuando necesitemos realizar nuestros sacrificios también seamos capaces de llamar a otros y recompensarlos materialmente, así estamos actuando conforme a las leyes de nuestra religión, la que nos enseña a que la vida en general se compone de sacrificios y de desprenderse de algo para compartirlo con otros. Ésta es una forma de sacrificar, pues Ifá dice que aun cuando una persona sea capaz de realizar un sacrificio completo, si no es capaz de llamar a otros para que lo ayuden (con tal de no gastar), el sacrificio puede que no funcione, pues no es el acto de sacrificar un animal lo que le da el valor al sacrificio, sino el hecho de desprendernos de cosas materiales con la finalidad de compartirlas con el prójimo.
El siguiente ejemplo explica cómo no sólo puede, sino que debe un religioso rogarle al Orí de su esposa, siempre y cuando lo haga con una mente y un corazón limpio de toda maldad, pues no debemos de olvidar que así como Orisa nla (Obatalá), Sango, Yemoja, Osún (Oshun), Olokun y otros son Orisa, Orí es considerado como el mayor de todos ellos y también a él debemos de rogarle y pedirle.
Cuando vivimos con una pareja, del Orí de esa persona puede depender de nuestra suerte o infortunio, pues nosotros podemos abusar de la pareja y quizá ella o no lo sepa o lo perdone, cualquiera que sea el caso, estamos contando con su perdón o su desconocimiento de nuestro mal actuar. Sin embargo, al Orí de la pareja no lo podemos engañar y aun cuando la persona sea capaz de perdonar nuestros malos actos, de seguro que su perdón no tiene nada que ver con la determinación de su Orí, quien así como puede ser causa de apoyo para el logro de nuestras metas, también podría convertirse en un Elenini (un obstáculo) muy grande para nosotros y hay que tener verdaderos conocimientos para detectar por dónde nos están llegando los problemas, como podemos ver en el siguiente Ese Ifá del Odu Otura She:
Introducción
Ifá dice, la persona a la que le sale este Odu, si es hombre tiene que venerar el Orí de su esposa, porque éste lo va a librar de todos los problemas que él tenga. Ifá dice que si es mujer, ella también tiene que venerar el Orí de su esposo, Ifá dice que todos los problemas que ella tenga, el Orí de su esposo se los va a quitar. Ifá dice que para que no exista problema tras problema, si la persona es hombre, tiene que usar animales del bosque para venerar el Orí de su esposa, además el hombre tiene que cocinar él mismo, no puede mandar a alguien a cocinar este guisado y mientras él va guisando, su esposa estará sentada mirando cómo cocina, después de que él termina de cocinar, él va delante de su esposa y va a venerar al Orí de ella luego los dos van a comer de ese guisado. Haciendo esto, el hombre se va a librar de todos los problemas.
Traducción del ese Ifá
Él dice, sufre poco para no sufrir mucho
Realizó adivinación para Sadi Opara
El que hizo iyan
Para venerar Orí de su esposa por iré
Le dijeron que tenía que realizar sacrificio
Él escuchó y realizó el sacrificio
Gente de Opo
Gente de Ofa
Ya llegó iré a los awo
Dice iré, llego a los awo
Gente de Opo
Gente de Ofa
Iré ya llegó a nosotros.
Explicación
Aquí está Sadi Opara, es quien no tenía prosperidad y fue por adivinación con sus Babalawos, ellos le dijeron que tenía que realizar ébó y él preguntó:
¿Cuáles son los materiales del ébó?
Ellos le dijeron:
Él dijo:
¡Ah! Está bien, ahora voy a comprar la comida hecha.
Y ellos le dijeron que así no era, que él mismo tenía que preparar iyan y lo tenía que guisar. Sadi Opara dijo:
Ni loco le voy a cocinar yo a mi esposa.
Y por esta vanidad Sadi Opara no realizó el ébó. Luego Ésú dijo:
¡Ah! Está bien, ¿no quieres hacer este ébó? Ahora veremos.
Antes de que pasaran siete días él fue sobreviviendo con lo poco que tenía la esposa, entonces Ésúse metió entre los dos y creó el malestar y comenzaron a pelear, hasta el grado que Sadi Opara le dijo a su esposa:
Mejor vete, ya no te quiero.
Y entonces la esposa se marchó. Después de que se marchó la esposa, se duplicó el sufrimiento de Sadi Opara y como él se había negado a cocinar para su esposa, él tuvo que cocinarse por tres años consecutivos, haciendo iyan, haciendo amala, machacando ñame, batiendo amala (elubo), guisándose él solo.
Cuando ya se hartó de ese sufrimiento, regresó con los Babalawos y ellos le dijeron a Sadi Opara, que toda la culpa la había tenido él por no escuchar los consejos que ellos le habían dado desde el principio cuando le realizaron adivinación, nuevamente el Odu que salió fue Otura Se, nuevamente le dijeron que tenía que ir a venerar el Orí de su esposa y él dijo:
¡Pero ella ya se marchó!
Ellos le dijeron que la buscara y le rogara para que regresara, él así lo hizo, fue y le rogó a ella y ella regresó, pero en lugar de hacer comida para dos personas como le habían indicado la primera vez, ahora le dijeron sus Babalawos que tenía que cocinar para muchas personas y quiso mucho erangbe (carne de animal de bosque) y con eso él veneró el Orí de su esposa y los dos se sentaron a comer. La gente que lo vio cocinando comenzó a burlarse diciendo:
Cuando no estaba la esposa estaba bien que se cocinara, pero ahora, ¿por qué cocina?
Él les contestó a ellos que él tenia que apoyar y ayudar a su esposa. En ese momento Aje (la divinidad del dinero) estaba pasando y Aje le preguntó a Sadi Opara:
¿Dónde está tu esposa?, ¿por qué tú estás cocinando?
Y el contestó:
Como pobre no me queda otro remedio, como es mi mujer la que pone el dinero para la comida yo no voy a pedirle a ella que también la prepare.
Como Sadi Opara no sabía quién era Aje, Aje le dijo:
Bueno, yo regresaré más tarde.
Y cuando regresó Aje ella le dijo:
Préstame una habitación y ven conmigo, para hacerte un trabajo.
Salió Sadi Opara y cuando regresó, Aje le entregó mucho dinero diciéndole:
Ten, éste es el bien que yo vengo a hacerte.
Así Sadi Opara comenzó a tener mucho dinero, casas, caballos, hijos y dijo:
Ahora sí voy a volver a hacer ébó y los Babalawos le dijeron que no se podía repetir el mismo ébó, que en su lugar él debía de darle gracias a sus Babalawos, para que ellos le dieran gracias a Ifá e Ifá a Olódúmáré.
FIN
Como podemos apreciar, el personaje central del Ese Ifá se negó a realizarle sacrificio al Orí de su esposa. El sacrificio consistía en preparar él mismo la comida que le sacrificaría al Orí de su esposa, mientras ella sentada, iba viendo como él lo preparaba. Esto tenía que ser así porque al Orí de la mujer no le gustaba que él la viera como una esclava y quería hacer que él se sacrificara al menos un día, haciendo lo que ella todos los días hacía para él, que era prepararle sus alimentos. Al negarse a ello, el propio Orí de la mujer causó la separación entre ellos, haciendo que por un día que él dejó de sacrificarse por ella, tuvieran que pasar tres largos años de su vida teniendo que prepararse él mismo sus propios alimentos. Así él comprendió cuánta falta le hacía el apoyo de su esposa y el Orí de ella se encargó de hacerle ver que aquello que él consideraba como una ofensa, que era cocinar un día para su esposa, lo tuvo que hacer ya no por un día, sino, por tres años consecutivos. De tal manera que cuando él pidió que ella regresara, Ifá le dijo que aun así él iba a tener que cocinarle a ella ya no por un día, sino por un mes completo, con todo sus días.
El hombre, habiendo vivido aquella amarga experiencia de tener que cocinarse él sólo por aquellos tres años, aceptó el sacrificio marcado por Ifá y fue de esa forma como logró obtener el perdón del Orí de su esposa, lo que nos lleva a nosotros, los seres humanos, a hacer un análisis de conciencia. Primero, en saber que aun cuando nosotros tenemos nuestros trabajos, tenemos que valorar el trabajo que desempeñan nuestras esposas en nuestros hogares y segundo, en tratar de ayudar en las faenas de la casa, cuando el trabajo y el tiempo nos lo permiten, ya que no podemos por actos de machismo evadir una responsabilidad que no es sólo de la mujer.
En este, como en muchos otros temas de los que he hablado, podemos encontrar otra de las tantas causas por las que una persona podría experimentar tropiezos, problemas y perdidas, sin importar las consagraciones que tenga recibidas y los sacrificios que haya realizado, pues en esta vida hay muchas cosas que pueden ser la causa de nuestra prosperidad o lo inverso, de nuestra caída. Nuestro empeño siempre será tratar de dar a conocer esas otras causas por las que muchos suelen caer estrepitosamente sin razón aparente.
Si todos tratáramos de corregir estas fallas que todos o la gran mayoría solemos tener, podríamos disfrutar de una vida más plena en todos los sentidos.



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