¿Qué significa ser espiritual? Ésta es, probablemente, una de las preguntas más elementales y profundas que, como seres humanos, podemos hacernos en algún punto de nuestra vida.
Ya sea en el inicio de un proceso de búsqueda personal, en una conversación trivial con amigos o bien leyendo este artículo, lo relevante, más allá de la circunstancia, es la oportunidad de lograr un momento genuino de conexión con nosotros mismos. Momento que, en muchas ocasiones, esquivamos, dejándolo eternamente postergado u olvidado en medio de las obligaciones y distractores de la vida cotidiana.
En este sentido, la espiritualidad muchas veces es concebida como un estado muy difícil -o tedioso- de lograr, que forma parte de un mundo etéreo y distante y, por tanto, carente de sentido pragmático para la vida moderna.
En mi caso personal, pensaba que, para ser espiritual, necesitaba contar con una serie de requerimientos tales como: Vestir de una determinada manera, ser siempre suave y sonriente, tener una familia perfectamente constituida, meditar o hacer yoga por largas horas y vivir lo más alejado posible de la ciudad y sus problemas.
Lo cierto es que no hay nada de malo con ello; de hecho, son actitudes, acciones y deseos genuinamente válidos y hermosos; el punto es que, si no los vivimos realmente dentro de nosotros, se convierten en una especie de máscara espiritual, para dar “una imagen de”, y, con ello, buscar la aprobación y admiración de los demás.
La pregunta que se puede generar luego de lo anterior es la siguiente:
¿Cómo puedo entonces ser espiritual y a la vez llevar mi vida tal cual es?
No existe una respuesta única a esta pregunta. Sin embargo, tengo buenas noticias: Se puede lograr. Voy a compartir brevemente, desde mi experiencia y aprendizaje personal, cinco puntos fundamentales que me han sido de mucha utilidad:
- En primer lugar, no es necesario cambiar nada de nuestra vida actual. Los cambios por lo general llegan solos, y si nacen desde la espiritualidad, son siempre para bien, y potencian lo que ya somos.
- La espiritualidad no debería verse como algo complicado. Es parte natural de cada uno de nosotros y, por tanto, más práctica y sencilla de lo que uno pudiese creer.
- Todos los caminos espirituales conducen al mismo punto esencial. Los seres humanos tenemos distintos niveles de entendimiento, y, para ello, existe una amplia gama de sistemas, religiones y técnicas a nuestra disposición. No se trata finalmente del camino que elijamos sino, simplemente, de caminar.
- Es importante reconocer que, más allá de nuestro trabajo, profesión, logros y éxitos, hay un espacio más profundo que necesita de nuestra atención, y que nos acompaña durante toda la vida. En este sentido, no importa lo que estamos haciendo, sino lo que estamos siendo en cada momento.
- Más allá del conocimiento que obtengamos, lo importante es pasar a la acción: Ir integrando ese aprendizaje a nuestros pensamientos, palabras y acciones diarias. Probablemente, este es el paso más decisivo para lograr un cambio sustancial y concreto en nuestra vida cotidiana.
Respuestas y reflexiones en torno al ser espiritual puede haber tantas otras y muy variadas. Como decía al comienzo de este artículo, lo importante, más allá de todo, está en el hecho de hacernos preguntas y saber que siempre existen nuevas y más elevadas opciones de pensamiento y acción. Cuán profundo queramos sumergirnos en ellas, es algo que, definitivamente, está en nuestras manos.
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