La vida es compleja, pero los humanos tenemos una facilidad especial para rizar el rizo y complicar las cosas con nuestro punto de vista como bien muestran aspectos tan humanos como el orgullo, el complejo de superioridad, el deseo de aparentar… Existe un error tan humano como el de ser víctima de los miedos, en vez de vivir los sueños.
Sueños y temores se dan la mano de una forma directa porque aquello que más ilusión te hace es lo que más inseguridad despierta en ti ante el vértigo que produce el fracaso. La derrota y el triunfo son las cartas del juego en el juego de la vida, por ello, dado que no puedes controlar el azar, lo que sí puedes hacer es jugar tu mejor partida con las cartas que te han tocado en este momento.
La metáfora del juego también es útil para recuperar la parte lúdica de la propia vida. Es decir, para ser feliz es fundamental que disfrutes con aquello que haces y que no te tomes las cosas tan en serio. El final de la vida siempre es el mismo, por tanto, disfruta del camino como una oportunidad que te permite aprender y disfrutar de la parte trascendental y cotidiana de la existencia.
No vivas tus miedos, atrévete a ir un paso más allá para tocar tus sueños con las palmas de tus manos.
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